El miedo y la desigualdad social: dos aliados del Covid-19
El Coronavirus ganó terreno a todo lo largo del año 2019 arrastrando consigo millones de vidas y destruyendo las economías de todos los países, en especial, de los mas pobres.
El surgimiento de casi una docena de vacunas contra el mal, apunta a señalar un camino por el cual la humanidad puede recuperar su normalidad, tanto en lo físico personal como en lo económico. Pero parece que el endemoniado virus fue hecho para decirle al mundo que andaba por el camino equivocado y el mundo hizo caso omiso dejando espacio a las consecuencias.
El primer aliado del Covid ha sido el individualismo. Esa concepción que parece llevar genéticamente la sociedad americana de que “yo soy lo importante y los demás que se aguanten”. Producto de esa aberración, cientos de miles de norteamericanos siguieron las erradas directrices de la actual administración y montaron masivas protestas contra los gobernantes estatales que declararon las cuarentenas, asistiendo a actividades multitudinarias sin protección con lo que se convirtieron en propagadores del virus.
En muchos estados no se dictaron normas para impedir la proliferación de contagios y los números de casos y muertes en vez de disminuir fueron subrepticiamente creciendo de manera alarmante.
Finalmente, y gracias a el esfuerzo de los hombres y mujeres de ciencia se han desarrollado las vacunas para detener el mal. Pero éste ha encontrado otros aliados: la desconfianza y la comercialización de la salud.
Ya muchas personas, han expresado su desconfianza en la vacuna y dicen que prefieren esperar que otros la reciban para estar seguros. Esta forma de pensar, que no es otra cosa que una expresión de individualismo y escaso sentido de la vida en comunidad, puede extender mas la presencia de la pandemia y sus funestas consecuencias.
Hasta ahora todos los estudios y pruebas que han hecho los productores de las vacunas han demostrado una efectividad de 92 a 95 por ciento sin que se hayo visible ningún efecto secundario proporcionalmente peligroso.
Por otro lado, aunque la vacuna se aplicará de manera gratuita, no estará ajena al comercio como es común en la cotidianeidad americana . Después de las primeras dosis que se aplicarán a las personas de alto riesgo no sabemos qué curso tomará la distribución de la vacuna. Tomando en cuenta que el transporte, almacenamiento y distribución de la misma conlleva alto costos. Si la comercialización de la aplicación de la dosis se hace presente como creemos, la desigualdad social también lo hará en detrimento de los sectores económicamente bajos de la sociedad.
El Covid-19 ya ha cobrado millones de vidas en el mundo y mas 200 mil en Estados Unidos es necesario pensar en el bien común y no convertirse en aliado del mal.
