Por Ramón Peralta

Muchas son las expectativas que la venidera administración Biden ha despertado en amplios sectores de la población, debido a los múltiples entuertos que dejará la saliente administración Trump. Pero tan grandes como las expectativas así son los retos, ya que tendrá que enfrentar los problemas de la pandemia Covid-19, dejados por la presente administración y los destrozos que ésta ha causado a la economía.

Para enfrentar estos retos, el nuevo presidente tiene que contar con el aval del congreso, sobre todo de la Cámara Alta, que hasta que no se defina la elección de dos senadores en el estado de Georgia, no se sabe qué partido controlará el Senado. Sin el apoyo de esta importante rama del poder, el mandatario electo tendrá dificultad para impulsar su agenda.

El impulso de la economía requerirá inversiones extraordinarias, sobre todo para rehabilitar el empleo que ha sido fuertemente afectado por la pandemia. Ya el presidente electo ha anunciado, que para llevar a cabo esta tarea, tiene planteado una inversión de $700 billones. También se ha comprometido a invertir $2 trillones para combatir el cambio climático y así rehabilitar las políticas implementadas durante la administración Obama, que el Presidente Trump había eliminado por considerar que el asunto del cambio climático es un cuento y no un hecho ya certificado por el mundo de la ciencia.

Otras áreas que el Presidente electo ha señalado como parte de su programa de acción están entre otras, las siguientes: a)Abrir las puertas para el establecimiento de una opción pública en el área de cuidados de niños, propuesta esta que será de gran alivio  para los sectores medios bajos y pobres, ya que este representa uno de los mayores obstáculos económicos para las familias de este sector;  b)Expandir el acceso a los estudios superiores para miembros de las clases pobres, estableciendo la entrada gratis a las universidades para estos grupos; y c)Opción pública para los seguros de salud y establecer el derecho al Medicare a aquellos entre las edades de los 60 a 64 años.

Aunque hay algunos sectores que dicen, que la implementación de estas medidas pueden llevar al estado a incurrir en déficits fiscales, hay otros que admiten que no hay otra alternativa para enfrentar la crisis del momento y dar un impulso a la economía. Los sectores republicanos que tradicionalmente se oponen a las políticas deficitarias solo lo hacen cuando es para beneficiar a los sectores bajos, no así cuando se trata de los sectores ricos, como sucedió con la aprobación de los cortes a los impuestos  de los ricos en el 2017.

En el orden de la política internacional, el nuevo presidente ha anunciado interesantes proyectos, sobre todo para echar hacia atrás las políticas de aislamiento de la administración Trump, que tanto han perjudicado a Estados Unidos internacionalmente. En ese sentido, ha declarado retomar los Acuerdos Climáticos de Paris; integrar nuevamente a Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud y a los acuerdos nucleares con Irán; volver a introducir a Estados Unidos en importantes acuerdos relacionados con los derechos humanos y los derechos a la inmigración; eliminar la prohibición de viajes a personas de países musulmanes, y también, implementar una política de inmigración mas humana y contraria a la separación familiar.

Aun cuando las mencionadas tareas son las mas importantes, no hay que perder de vista que una ineludible misión del nuevo presidente es, traernos al proceso de gobierno que siempre ha caracterizado esta nación y que Trump ha tirado por la borda con sus improvisaciones y falta de seguimiento a la institucionalidad.