Por Ramón Peralta

Con vacunas y disciplina estamos viendo que la amenaza a la vida y a la tranquilidad del ciudadano en América por el Covid están menguando de manera paulatina. Sin embargo, no pasa lo mismo con los constantes asesinatos de ciudadanos por uso de las armas, que ya se ha convertido en una epidemia sin remedio y parte del diario vivir, a los que los políticos no les importan buscar solución a pesar de las consecuencias.  

En lo que va de 2021, y hasta el 28 de mayo, se han producido 15 muertes colectivas, es decir, de mas de 4 muertos por incidente, y 225 incidentes producto de disparos de armas. Si se suman todos los casos de muertes relacionados con armas de fuego, que se han producido este año, estamos hablando de la escandalosa suma de 15,299 muertos y 12,531 que han sufrido heridas por causas del uso de armas de fuego. Por el camino que vamos este será un año donde ocurrirán mas incidentes armados como ningún otro en años recientes.  No hay que tener mas de dos dedos de frente para darse cuenta de que estamos frente a un serio problema, al que hay que buscarle solución porque por el derrotero que vamos en América pronto primará la ley de la selva y donde las armas se convertirán en la opción mas importante para debatir cualquier inconveniente. De acuerdo con el Giffords Law Center, organización preocupada en la seguridad de la posesión de las armas,  los asesinatos con armas de fuego se han convertido en la causa primaria de muertes y la segunda entre los niños menores de 19 años. Alrededor de 40,000 norteamericanos mueren cada año a causa de la violencia de las armas.

El asunto de las muertes con armas de fuego no es nuevo y cada vez se torna peor a pesar de las múltiples recomendaciones de los especialistas del área e instituciones preocupadas por la situación, que ya no encuentran las maneras de cómo convencer a los políticos para que busquen una solución al grave problema. La mayoría de los políticos, que se mantienen renuentes a dar respuesta a la situación, se escudan en que la posesión de armas está amparada por la Segunda Enmienda y que por tanto no hay nada que hacer. Pero la raíz del problema no está ahí, sino en la sumisión de los políticos a los intereses económicos de los fabricantes y distribuidores de armas, agrupados en la Asociación Nacional del Rifle, conocida por sus siglas NRA.

Esta organización ha usado como estrategia, comprar las voluntades de los políticos, sobre todo conservadores, por medio de contribuciones económicas a sus campañas políticas, dando lugar a la imposibilidad de pasar en el Congreso legislaciones para regular la compra y posesión de armas, y además, lograr asignaciones presupuestarias para aquellos organismos gubernamentales encargados de atacar otras causas de las continuas muertes por el uso de las armas. En ese sentido, los políticos están mas interesados en complacer los fabricantes de armas y sus intereses, que la tranquilidad y salud mental del pueblo norteamericano, que a través de las encuestas ha manifestado en numerosas ocasiones su preocupación por el problema. Una reciente encuesta reveló, que el 60% de los norteamericanos están altamente preocupados por los continuos ataques armados en sus comunidades, y también por el hecho, de que cada vez se hace mas fácil adquirir un arma de alto calibre. Cerca de 17 millones de personas han adquirido armas este año mas que en el año pasado, provocando que en el 39% de los hogares americanos haya un arma,  lo que hace esta cifra algo sin precedente en la adquisición de armas. Pero lo peor de todo lo permitió el gobernador de Texas, que recientemente anunció, que una persona puede portar armas de alto calibre sin la necesidad de permiso.

De manera que si seguimos como vamos y no se toman medidas radicales, América volverá a ser lo que era en los tiempos del viejo Oeste, donde era necesario portar un arma para poder sobrevivir. La gravedad del asunto de las armas requiere similares respuestas a las que se han tomado para combatir el Covid.