Bueno señores, y se retira el jefe de policía, Eric Payne.  El hombre, apenas duró un año y algunos meses en el cargo. Entonces, si sabía que se iba a retirar ¿Por qué aplicó para el cargo?  Sencillo, porque retirarse con el sueldo de jefe de policía no es lo mismo que retirarse con el de policía.

 

Ahora la Ciudad de Grand Rapids va a gastarse otra vez una fortuna en buscar un sustituto.  Esperamos que esta vez, lo anuncien en los medios locales y sociales, porque la compañía que contrataron la última, lo que llevó fueron candidatos vira latas, que juntos no daban un guardia raso.

También esperamos, que al nuevo jefe lo pongan a firmar un contrato con tiempo determinado.

 

Hablando de policías, por las calles de Grand Rapids no se ve un solo agente vigilando el tráfico.  Los conductores andan por su cuenta sin respetar semáforos ni límites de velocidad.  Sin embargo, cuando van a arrestar a alguien (en especial si es oscurito) aparecen todos armados hasta los dientes.  Se gastan horas haciendo cercos y toda clase de payasadas.

 

La policía estatal el pasado jueves en la madrugada, estuvo siete horas rodeando un individuo sospechoso de haber realizado varios disparos en la cercanía de una estación de gasolina.  Llevaron carros de combates, equipos anti bombas, anti motines, drones, helicópteros, perros y hasta robots.  Sólo faltó que llevaran a Robocots con un tanque de guerra. ¿Quién paga todo eso? Pregúntenle a quien le llena los taxes.

Y probablemente el muchacho solo explotó torpedos del 4 de julio.

 

Saliendo del patio, el presidente Joe Biden hizo muchas promesas como candidato y ha cumplido muy pocas como presidente.  Prometió una política inmigratoria mas humana, pero continúan las detenciones extendidas en las prisiones privadas.  Prometió detener las deportaciones, y aunque lo intentó y un juez lo detuvo, continúa vigente y activo el título 42 establecido por la administración de Trompo Loco, mediante el cual se llevan a cabo deportaciones express en la frontera.  Prometió restablecer el tipo de relaciones internacionales que había caracterizado la administración de Barack Obama en sus últimos cuatro años y ha hecho todo lo contrario, ha ratificado y fortalecido el sistema de odio que estableció Trompo Loco, recrudeniendo las sanciones contra Cuba y Venezuela, sin tomar en cuenta que nos encontramos en medio de la pandemia.  En otras palabras, Joe Biden está demostrando lo que reflejó en los debates por la nominación presidencial demócrata: que es un bueno para nada.

 

Un refrán dominicano y posiblemente de todo el caribe dice que, “el corazón de la auyama solo lo conoce el cuchillo”.  Esto lo decimos porque ciertos comentaristas de televisión conservadores y muchos políticos republicanos, dicen que en este país no hay racismo. ¡Qué genios!

Claro, como ellos son blancos, rubios y americanos, nadie los discrimina.  Pregúntenle o a un negro o un hispano si alguna vez se ha sentido discriminado.

La discriminación se siente en todos lados y muchos racistas son expertos en hacerles daños a las minorías étnicas de manera disimulada.  Y lo malo de esto es que, no hay quien defienda a las víctimas, pues los departamentos encargados de eso están llenos de oportunistas que solo buscan cobrar su sueldo.  Si no lo creen, échenle una mirada al Departamento de Derechos Civiles de Michigan.

Un caso muy reciente es el de los trabajadores agrícolas.  Les exigieron hacerse la prueba del Covid, sin embargo, eso no se le exigió a ningún otro trabajador ni público ni privado.

Entonces ¿No hay racismo?

 

Nos vemos en los próximos jalapos si la Virgencita lo permite.