Tecnología y deshumanización

 

Desde que se produjo la revolución industrial en el boom del sistema de economía capitalista, la producción de maquinarías y el desarrollo de la tecnología tuvieron como objetivo favorecer únicamente a las empresas, no a los trabajadores, ni a los consumidores.

Una maquinaria de producción de calzados en serie, aumenta la producción de zapatos pero reduce la contratación de zapateros.  Afortunadamente los seres humanos aún existimos porque la población aumenta gradualmente con lo cual aumenta la demanda y la necesidad de producir mas.  Además, como decía el poeta Walt Whitman,”la menor articulación de mi mano puede humillar a todas las máquinas”.

Con el descubrimiento de la inteligencia artificial, muchas otras habilidades humanas han comenzado a ser desplazadas, aunque no superadas.  Pero la intensión de las empresas, mas que servir mejor, es ahorrar mas sin importarles que el consumidor reciba un servicio deficiente.

Una de las teorías de la economía capitalista sostiene que la plusvalía o ganancia, proviene mas de la reducción de los costos de producción que de los aumentos de los precios de venta.

En ese afán, en los años 90 las compañías norteamericanas comenzaron a contratar personal de los países del tercer mundo para reemplazar a empleados de Estados Unidos en atender las llamadas de los clientes.  Así surgieron los llamados Call Centers especialmente en Bangalore, India.  Con lo que le pagaban a un empleado norteamericano, podían pagar a 10 en la India.  Y en la India a su vez, se comenzaron a generar empleos a pagos miserables que enriquecieron a los contratistas.

El asunto ahora ha llegado mas lejos.  Las corporaciones decidieron reemplazar a los mal pagados trabajadores del tercer mundo con la inteligencia artificial. Y si antes resultaba molesto tener que hablar con alguien del otro lado del mundo con acento ininteligible, ahora es peor, hablamos con un ordenador programado para contestar limitadas preguntas que por lo reguilar no alcanzan a responder las inquietudes de los consumidores.  Pero como decíamos, ni los trabajadores ni los consumidores son importantes para la mayoría de las corporaciones.  Unas, te ofrecen el calor humano para agarrar tu firma y luego te abandonan en el mundo de la tecnología, pero otras, amparadas por la obligación legal de comprarles, como los servicios de utilidades y los seguros de autos, ni se molestan en la mas insignificante cortesía.

Si bien es cierto, que el reemplazo del trabajo mecánico obliga a las personas a desarrollar otras habilidades, también lo es que la velocidad en que camina uno está dejando muy atrás al otro.

Afortunadamente, el crecimiento de la economía demanda nuevos y diferentes empleos y las consecuencias del afán de lucro de las corporaciones aún no se hacen sentir en todo su peso.

Mientras tanto, crece cada vez mas la diferencia entre ricos y pobres y las ganancias de las corporaciones suben a las nubes dejando abajo a un pueblo estancado, mas cerca de sucumbir en la pobreza que de subir en la escalera del ascenso social, porque la tecnología nunca fue hecha para los ciudadanos sino para enriquecer a los que mas tienen.