No es lo mismo un héroe que una víctima

Esta semana se cumplió un año de la muerte de George Floyd, el afroamericano que perdió la vida bajo la rodilla de un policía blanco en Minneapolis mientras exclamaba que no podía respirar.

Los agentes y Floyd, no fueron los únicos actores en la terrible escena.  Lo fueron mas de una docena de personas que gritaban en vano a los agentes tener piedad con el arrestado y poner atención a su voz auxilio.

George Floyd, fue una víctima más del racismo endémico que lleva en los huesos la sociedad americana y que sobre décadas de pregonar que es sombra del pasado, se manifiesta en la luz y en las sombras con la agresividad de los anglosajones con poder que odian a los de otras razas.

La muerte de Floyd fue la gota que derramó el contenedor de la paciencia de una comunidad, que por siglos, fue esclava y que en menos de una centuria ha logrado emanciparse, pero no a desarrollarse, debido al peso del atraso social al que ha sido sometida.

El desarrollo de una sociedad es una escalera tramada de peldaños que hay que pisar para llegar mas alto. Un paso en falso, puede representar diez hacia atrás.

Floyd, debe ser visto como la víctima que, sin quererlo, pagó con su vida para animar la rebelión de un pueblo dormido y atemorizado por los abusos y los crímenes impunes de agentes de instituciones cuya función, supuestamente, es proteger a los ciudadanos.

Pero es necesario tener en mente la diferencia entre ser héroe o mártir y ser víctima.

El héroe, es la persona que fue capaz de llevar a cabo una acción extraordinaria a pesar de los riesgos; y un mártir, es el que muere por su fe o su creencia por encima de los martirios a que fue sometido.  George Floyd, no era ninguno de ellos.  Era un simple afroamericano, parte de ese mundo de pobreza y segregación a que es sometida a esa comunidad negra por la mayoría blanca americana.

Era el hombre sin oportunidades que no tuvo el legado cultural de sus padres para dedicarse a su desarrollo personal, porque nadie puede reclamarle a una comunidad, que hace menos de un siglo era considerada inferior, que tenga la cultura de estudiar, crear y producir en el mundo capitalista como lo hacen los fundadores de este.

El lugar de los héroes y los mártires, es el de los estandartes que sirven de referencia a las nacientes generaciones y en cuyos ejemplos descansa la semilla del desarrollo.

Es el de las referencias morales que están llamadas a iluminar el pensamiento de los niños de hoy, para crear individuos capaces de luchar por una sociedad y un mundo mejor.

La comunidad afroamericana, como la de todas las minorías étnicas del país, incluyendo la hispana y la asiática, son hoy beneficiarias de las injusticias que la muerte de Floyd sacó a la superficie y despertando a la sociedad dormida por la historia ficticia de las grandes libertades.

George Floyd, como Brionna Taylor y tatos afroamericanos sacrificados en el nombre de un orden selectivo, debe ser recordado como lo que realmente fueron: víctimas de la crueldad que abrió la puerta de la moderna Bastilla.