El caso Rittenhouse: lo inaceptable como normal
Esta semana muchos hemos seguido a través de las cadenas de televisión el juicio a Kyle Rittenhouse, el joven que mató a dos personas durante los disturbios antiracismo en Kenosha, Wisconsin en agosto del 2020.
De acuerdo a los abogaos de la defensa, Rittenhouse actuó en Defensa propia y de acuerdo a él mismo, no hizo “nada malo”.
Resulta que Rittenhouse, residente en Illinois, a los 17 años de edad ya pertenecía a un grupo de las llamadas milicias de las tantas que hay en el país. Estos son grupos fuertemente armados, “apasionados patriotas”, que dicen prepararse para una revolución que devolverá a Estados Unidos a ser "tierra de Dios" y no de los “perversos liberales comunistas que promueven el aborto y la homosexualidad”, según expresan ellos mismos.
Este joven, con un arma de fuego de uso militar AR15, fue junto a otros amigos a Kenosha, Wisconsin, para supuestamente "proteger las propiedades de los vándalos manifestantes".
Las imágenes transmitidas por la televisión de los sucesos muestran a Rittenhouse, caminando en presencia de la policía con su arma de manera intimidantes contra los participantes de las protestas. Con la cara de niño que tiene y un fusil en la mano en medio de una situación tensa como esa, extrañamente a ningún policía se le ocurrió detenerlo. Quizás lo hubieran arrestado si en vez de un fusil hubiera llevado en la mano una botella de licor. Porque para tomar en este país hay que tener 21 años de edad, pero para matar basta con 18.
Muchos de los manifestantes se sintieron intimidados ante la situación y algunos de ellos intentaron detenerlo, pero cuando se le acercaron y trataron de atraparlo, éste se defendió disparando a quemarropa contra ellos. Así perdieron la vida Joseph Rosenbaum y Anthony Huber. Según Rittehouse, Rosenbaum tenía en las manos una cadena y Huber una pistola.
En este caso, tenemos realmente a tres víctimas, dos muertos y uno a punto de pasar la vida en la cárcel. Mientras tanto, los verdaderos responsables de la ocurrencia de estos hechos con sobrada frecuencia en los Estados Unidos siguen impunes, dictando discursos cargados de mentiras en la Cámara de Representantes y el Senado en Washington y aspirando a ser presidentes.
No hay razón que justifique en un estado de derecho, que un joven de 17 años de edad pueda tener y exhibir al aire libre un arma letal de guerra.
Un arma capaz de segar vidas en manos de una persona novata e imberbe es un peligro público. Pero, para el pueblo norteamericano, cuya historia es un catalogo de violencia, no es mas que el ejercicio de un derecha a la protección personal consagrado en la constitución.
Los detalles y justificaciones argüidos por la defensa en el juicio a Kyle Rittenhouse, cuecen una madeja de ideas y conjeturas que no hacen mas que alejar el hecho de su propia realidad: Que fue un acto deliberado y estúpido cuya consecuencia fue la pérdida de dos vidas y la tirada al olvido de otra.
Pero de acuerdo a lo que Rittenhouse aprendió respecto a lo que es bueno y lo que es malo, “él no hizo nada malo”.
