LIMA, Perú (AP) — Los peruanos contratados por una agencia del gobierno de Estados Unidos para cultivar la oposición en contra del gobierno de Cuba estuvieron dirigidos por dos jóvenes universitarios que viven en Lima. Uno de ellos ahora es asesor del ministro de Educación de Perú.

La madre de uno de los jóvenes sirvió de representante legal de la consultoría que los muchachos conformaron para realizar dicha actividad y el proyecto se demoró, en cierto momento, porque ellos estaban estudiando para sus exámenes.
Documentos obtenidos por The Associated Press también muestran que Felipe Valencia-Dongo y José Gálvez Agurto estaban al tanto de la naturaleza clandestina de su misión, que se canceló después de enfrentar problemas de seguridad y, aparentemente, por el hecho que no pudieron ganarse la confianza de los estudiantes cubanos, que eran su población objetivo.
El trabajo de los dos peruanos hacía parte de una operación más grande.
Al menos en el curso de dos años, la agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), mejor conocida por manejar el envío de miles de millones de dólares en ayuda humanitaria estadounidense a países necesitados, envió a casi una docena de jóvenes inexpertos que incluían a los peruanos, así como a muchachos de Venezuela y Costa Rica a fortalecer la oposición en contra del gobierno comunista utilizando como fachada el montaje de una serie de programas cívicos y de prevención de salud.
Para USAID el peligro era evidente, pero ni hablar para estos latinoamericanos: uno de los contratistas en la nómina de la agencia, el estadounidense Alan Gross, acababa de ser encarcelado en una prisión cubana. Todavía se encuentra allí.
Para adelantar el programa, USAID contrató a la firma Creative Associates International, con sede en Washington. La misma empresa fue fundamental para la creación de una especie de "Twitter cubano", una red de mensajes de texto llamada ZunZuneo que fue descubierta al público por la AP en abril y que estaba diseñada para que estuviera al alcance de cientos de miles de cubanos.
Ni Valencia Dongo ni Gálvez Agurto aceptaron hablar con la AP a pesar de repetidos intentos por entrevistarlos, y que incluyó visitas a la casa de la familia Valencia Dongo y a la oficina de la compañía de seguros donde Gálvez Agurto trabaja.
Irving Pérez, de Creative Associates y patrocinador de Gálvez Agurto y Valencia Dongo, les recordó en un chat por Skype el tres de septiembre de 2010 que "es necesaria una discreción total" sobre la misión, iniciada entonces hacía un año y que ya comenzaba a trastabillar.
"Como diría la canción: 'Este secreto que tienes conmigo nadie lo sabrá''', dijo Gálvez Agurto, cuyo perfil en LinkedIn dice que estudió el año pasado Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, en California.
Valencia-Dongo también le ofrecía garantías a Pérez en el chat.
El funcionario del Ministerio de Educación maneja bien el inglés, ha trabajado en Colombia en la organización Grameen, de micropréstamos, y es miembro dela iniciativa Global Shapers del Foro Económico Mundial.
En su perfil online en Global Shapers, Valencia-Dongo dice en inglés: "mi pasión es crear oportunidades para aquellos que más lo necesitan: cerrar brechas de desigualdad en Perú y América Latina y lograr un crecimiento económico con inclusión social". Dice que cree firmemente en "el poder empresarial de América Latina y su potencial" y que le encanta escuchar música de The Beatles.
En respuesta de a un cuestionario de preguntas formulado por la AP sobre el programa en que los peruanos participaban, USAID dijo que ella y "el gobierno de Obama se han comprometido a apoyar el deseo del pueblo cubano de que determinen libremente su propio futuro".
Creative Associates declinó comentar y refirió toda pregunta de la AP a USAID.
El colapso de la operación peruana, que al menos duró dos años y que tanto como Valencia Dongo como Gávez Agurto lideraron, está detallado en una evaluación redactada por Pérez para USAID fechada el 15 de marzo de 2011.
El informe dice que los cubanos reclutados por los peruanos se mostraron recelosos y temían que los expulsaran de la universidad. De hecho, los peruanos reportaron haber perdido contacto con los estudiantes cubanos alrededor de enero de 2011 después de que aparentemente les suspendieran el acceso a un sistema encriptado de correo electrónico.
Los peruanos tampoco pudieron explicar el destino de 2.000 dólares que habían enviado a cubanos ni pudieron conseguirles la visa de salida para que salieran a capacitarse en el extranjero, luego de que Creative Associates cambiara de estrategia y decidiera que no iba a despachar más gente a Cuba.
Bernarda Quintanilla, madre de Valencia-Dongo, era representante legal de Strendia Social Consulting, la empresa asesora que su hijo y Gálvez crearon para recibir el dinero de USAID.
Quintanilla lo confirmó en una breve conversación telefónica con la AP, que interrumpió abruptamente al preguntársele si no se había preocupado por los peligros potenciales que enfrentaba su hijo al viajar a Cuba.
Valencia-Dongo, que entonces tenía 21 años, viajó a Cuba en 2009 con su amiga Geraldine García, de 22 años en ese momento, confirmó la propia García.
Ella dijo que su misión fue para "establecer contactos" y que sabía de la participación de USAID, "pero no sé hasta qué punto".
En una breve entrevista, García se mostró nerviosa y reticente al pedírsele detalles específicos de la misión y si no pensaba que las autoridades cubanas la habrían considerado como una labor de espionaje.
"No me siento protegida", dijo García. "Este tema no lo he hablado con nadie".
Agregó, que él programa era confidencial aunque dijo que no recordaba si había firmado un acuerdo de confidencialidad.
¿Creía Garcia que estaba en riesgo de viajar a Cuba como parte de un programa financiado por el gobierno de Estados Unidos?
"No lo veía. Bueno, tal vez, pero no mucho", dijo.
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