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Por Andrés Abreu

Un Arco iris gigante y curvo que brota tal vez de una gota de agua en el sol tropical. Un crisol cargado de la cultura afroantillana que luchó por negarse a olvidar su herencia africana y renegar de la española y que se impuso a fuerza de persistir en ser ella misma.

Un canto en la noche y el día de los cueros del tambor soltando al viento música y ritmo enloquecedor de caderas y movimientos exóticos, capaces de despertar al mas muerto de todos los muertos de la tumba.

Sale de su pincel, esa voz que forjó una cultura que se abrazó a los tiempos sin perder su brillo y su olor y cruzó siglos y montañas hasta llegar a estos lugares donde nunca nadie humano pudo imaginar.

Picardo es un luchador, un quijote colgado del aspa de un molino de viento, demostrando que es posible imponerse a la incultura, el segregacionismo racial y la mentira; al nacionalismo a ultranza de quienes reclaman una hipócrita igualdad que solo es real cuando se circunscribe a sus parámetros.

Tras décadas de arribar a Michigan, donde el sol es ajeno a los cocoteros y la playa, y actuar como un embajador de la cultura de su país, República Dominicana, allende el mar, ha logrado plasmar sus sueños de colores en las paredes y ladrillos donde nadie sospechó el trópico, salvo en catálogos para turistas en los que el Caribe es solo paisaje, y nunca lagrimas que consume la tierra junto a la lluvia y las penurias.

Los artistas como Picardo tienen como profesión la de ser héroes, como lo fueron otros grandes creadores.  Sobrevivir a la adversidad y esperar que la sociedad que suele negarse a si misma, aprenda a aceptar su realidad, la que él ha puesto como espejo en las paredes.

Para Picardo el arte no tiene muros, tiene canvas, cualquier forma de expresión del pensamiento es valiosa, desde un disfraz de carnaval dominicano hasta el tambor que trae a la vida la piel de un caprino.

Para él, la ausencia de lienzo no es una excusa para abstenerse de la creación.  Un cartón, una pared de ladrillos que asuma los colores del acrílico o el oleo, son suficientes.

Solo faltan el encargo y el permiso.  Picardo lucha para agarrar esos contratos que mas que dinero para subsistir, le aseguran continuar con la misma inspiración con que comenzó.

Dicen que para un milagro solo hacen falta el sol y el barro, pero para picardo hace falta algo mas: el color.

Conversamos con él, y nadie mejor que él puede decir lo que late en cada lienzo donde yace su obra.

¿Cual de tus obras es la que mas te gusta y por qué?

Cada obra tiene una característica especifica de acuerdo con su contenido y la técnica empleada en su elaboración. Recientemente muchos de mis trabajos tienen un propósito estético o social ósea, que aluden metafóricamente a la realidad que nosotros los seres humanos vivimos.

Es un poco difícil decidir cuál o cuáles de mis obras serian mis favoritas, es como el caso de los hijos. Aunque parezca mentira existe uno que te roba el corazón. Podría asegurarte que mis trabajos realizados a finales de los años noventa marcaron una etapa importante en mi trayectoria; lo mismo sucede con mis trabajos recientes los cuales muestran una madurez interesante en esta nueva etapa de mi carrera.  

 

Háblame de tus épocas de pintor.  ¿Siempre has mantenido la misma línea o has tenido periodos diferentes?

En los años ochenta yo muestro una intención hacia al arte un poco en el ánimo de búsqueda de un encuentro con el “yo” y el tipo de obra. Es entonces cuando inicio la búsqueda de lo interesante en los grandes artistas Latinoamericanos radicados en Europa y sus expresiones artísticas. Toda la revuelta en el aspecto político y social que sucedía en la isla de la Republica Dominicana también influyeron en mis trabajos. Años más tarde, el encuentro con artistas locales de vanguardia cambia el rumbo en mi forma de expresión, entonces existe un vuelco hacia lo político y social, pero con un acento más propagandístico.

A mi llegada a la ciudad de Nueva York aquí se produce un rompimiento total. El sentimiento, la nostalgia, más el proceso de adaptación en medio totalmente diferente, me llevan a la utilización de colores fuertes, el predominio del rojo y azul intenso se apoderan del lienzo. En esta nueva etapa se produce una lucha entre elementos que nunca fueron utilizados en mi obra y que aparecían automáticamente, inadvertidos… como si fuesen seres que estuviesen atrapados por la angustia y el enojo. 

Años mas tarde, entonces reinicio una etapa marcada en torno a la identidad Afrocaribeña. Vale mencionar que es una etapa conflictiva entre mi intención de promover los elementos y los rasgos que aportaron los esclavos en las islas y la aceptación de estas manifestaciones en el oeste de Michigan. Muchas de ellas fueron rechazadas, e incluso fui tildado de loco en una muestra de arte realizad en la ciudad de Holland.

En el día de hoy existe un respeto por mi trabajo. Este proceso fue logrado gracias a la persistencia y la dedicación que desde temprana edad había cultivado.

el arte es uno de los componentes más importantes de la cultura.

como exploración de las sensibilidades de una época, como quien intenta comprobar cuáles son las perspectivas personales más usuales en un período determinado.

 

¿Qué ha sido para ti emigrar?

Un paso que produjo mucho trauma en principio. El proceso de adaptación tomó mucho tiempo por el hecho de reiniciar un estilo de vida y costumbres.

 

¿Por qué dejaste de tu país y por qué Grand Rapids?

La venta del sueño americano en Latinoamérica es una propuesta publicitaria. Por razones políticas y sociales, en nuestra familia nunca existió el deseo o la iniciativa de vivir en Estados Unidos. En un momento determinado, mi padre inicio una campana de comenzar una nueva vida llena de oportunidades. Este proyecto costó mucho dinero y más o menos quince años de nuestras vidas. Parece algo chistoso. Al llegar a Nueva York, pude sentir de cómo la ciudad estaba absorbiendo mucha parte de mi mismo, puesto que yo rehusaba a entrar al modus vivendi de muchos caribeños allí, entonces de manera sorpresiva, recibí una invitación de un amigo a conocer esta ciudad como alternativa, heme aquí dieciocho anos después.

 

 

¿Qué ha sido para ti Michigan?

El arte es uno de los componentes más importantes de la cultura. Al igual que el pan de la educación; he podido notar que los padres relegan este trabajo a las escuelas. La gran mayoría de nuestros “lideres” ignoran el papel y las funciones claves de las artes para el desarrollo del ser humano y de las sociedades. El estado de Michigan ha sido una plataforma importante para mis proyectos de arte. Sin embargo, debo aclarar que el apoyo al arte y la cultura podría ser el ultimo elemento importante a considerar en la agenda tanto del sector privado como del sector público.

 

¿Qué te hace rememorar la cultura taina en tus obras?

Las primeras representaciones artísticas de nuestros ancestros transmiten la identidad de una cultura olvidada. En lo personal, promover y llevar a cabo un trabajo de promoción, educación e incluso rescatar la memoria de las víctimas que fueron producto del mal llamado descubrimiento de América, reviste de mucha importancia.

 

Las obras de Eric Picardo se pueden encontrar en diferentes partes de la ciudad de Grand Rapids, en paredes y murales.

Luego de los disturbios del 30 de mayo en el centro de la ciudad en los que cientos negocios fueron destruidos, Picardo se dedicó a pintar sobre la madera que reemplazó temporalmente a los cristales rotos interesantes obras que transformaron la destrucción en una agradable vista para contar.

 

 

 

 


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