A pesar de su eliminación por el Barcelona en los cuartos de final de la Copa del Rey (ida: derrota 1-2, vuelta: empate 2-2), el Real Madrid quedó sin embargo con un sabor dulce, por su buen juego y por haber encontrado la fórmula para plantar cara a su gran rival.

El partido del miércoles en el Camp Nou marcó un cambio de tendencia, tras dos partidos en el Santiago Bernabeu, en diciembre en Liga y en enero en Copa, donde su adversario azulgrana había sido muy superior y había humillado en casa a los hombres de Jose Mourinho.

Esta vez el técnico portugués modificó su once con respecto al utilizado una semana antes en el duelo de ida y las diferencias fueron sustanciales, hasta el punto de poner al Barça contra las cuerdas, una situación que no parecía probable tras el primer partido de la eliminatoria.

Con cinco puntos de ventaja en la Liga, el Real Madrid está bien situado para conquistar este año el campeonato nacional, pero el revés 2-1 de la pasada semana en la Copa había desatado una crisis en el equipo, sobre todo sobre Mourinho, al que se criticó su planteamiento excesivamente conservador.

El diario Marca añadió leña al fuego al publicar un supuesto enfrentamiento dialético entre el entrenador y varios jugadores importantes, que evidenciaría un conflicto importante en el seno del vestuario.

Los merengues disputaron el miércoles el mejor Clásico de la 'era Guardiola' y lo hicieron además la noche en la que se olvidaron del 'catenaccio' y apostaron por su propio estilo.

Tras el encuentro, las buenas sensaciones se vieron acompañadas por la indignación contra el árbitro, al que varios pesos pesados del equipo señalaron como uno de los culpables de que los madrileños no estén clasificados para las semifinales.

Entre los jugadores, el también portugués Cristiano Ronaldo volvió a marcar, como en la ida, y fue uno de los que más animó a los suyos cuando el Barça se puso 2-0 a favor, antes de que el equipo consiguiera igualar 2-2 y soñar hasta el final con un tanto más, que hubiera supuesto la clasificación.

La gran diferencia en el juego ofensivo estaba en la creación del alemán Mesut Özil, suplente en el primer partido y que en Barcelona fue una de las estrellas.

También destacó el francés Karim Benzema, que entró en juego en el Camp Nou tras una hora de juego, en lugar del argentino Gonzalo 'Pipita' Higuaín, e hizo pensar en cómo hubiera sido el encuentro si el internacional 'bleu' hubiera estado más sobre el césped.

"Es fácil decir eso después", subrayó Mourinho al ser preguntado sobre el mayor peligro que llevó Benzema.

La única nota negativa en cuestión de imagen para el Real Madrid la volvió a poner el portugués Pepe, que ya había sido muy polémica en la ida por un pisotón en la mano al argentino Lionel Messi, y que está vez volvió a protagonizar varios gestos antideportivos.

La grada del Camp Nou se dirigió a él con gritos de "asesino, asesino", pero la tensión bajó con respecto a otros Clásicos recientes y el fútbol volvió al primer plano.

El Real Madrid tendrá que esperar al duelo con el Barça en la segunda vuelta, en abril en el Camp Nou, para tratar de encontrar por fin el camino a la victoria ante Guardiola, un obstáculo hasta ahora insalvable.

Karim Benzema del Rea Madrid remata en la boca de la portería para anotar el gol del empate ante Barcelona que habia sacado una ventaja de 2-0 A pesar de su eliminación por el Barcelona en los cuartos de final de la Copa del Rey el Real Madrid quedó sin embargo con un sabor dulce, por su buen juego y por haber encontrado la fórmula para plantar cara a su gran rival(AFP)


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