BALANDI, Afganistán (AP) — Mientras las balas volaban a su alrededor, una mujer afgana recogió como pudo a su sobrina de 3 años y echó a correr para salvar sus vidas.
Poco después, la mujer fue muerta y la niña yacía desangrándose por una herida de bala.
Esta es una imagen que de alguna manera refleja la matanza de 16 civiles, incluidos nueve niños, en dos pueblos en la provincia sureña de Kandahar.
Estados Unidos detuvo un sargento que, según oficiales militares, salió subrepticiamente de una base militar antes del amanecer del domingo, caminó hasta las aldeas, ingresó violentamente a casas y abrió fuego. Algunos de los cadáveres fueron quemados. Once pertenecían a una familia. Cinco fueron heridos.
Las fuerzas armadas dijeron el martes que había pruebas suficientes para mantener detenido al soldado, quien no ha sido identificado. El secretario estadounidense de Defensa, Leon Panetta, ha dicho que el sospechoso podría ser condenado a la pena capital.
Varios aldeanos —furiosos por la presencia de las fuerzasas extranjeras, frustrados con su gobierno y cansados de la guerra— relataron la tragedia a una delegación enviada por el presidente Hamid Karzai. Dos de las personas que perdieron parientes insistieron en que no fue uno, sino dos soldados los que participaron en la masacre del domingo.
Los disparos comenzaron en Balandi, un pueblo a unos 1,5 kilómetros (casi una milla) al sur de la base.
Mohammad Wazir le dijo a la delegación que estaba fuera de la aldea cuando 11 de sus parientes fueron muertos en su casa alrededor de las 02:20 horas. Alguien le comunicó la situación cuando estaban en Spin Boldak donde labora como campesino y de inmediato regresó a casa, en el distrito de Panjwai.
Afirmó que su hermane le contó que escuchó tiros y vio al menos dos soldados disparando dentro de su casa de muros. Luego corrió a la vivienda cerca de un tío, donde se escondió en la cocina.
"Todos gritaban", dijo Wazir al continuar la narración de su hermana. "Mi madre estaba en el patio más cerca de los estadounidenses. Le dispararon y la mataron".
"Mi hermano gritaba '¿por qué disparan?' y lo mataron", agregó.
Al final, murieron su esposa, su madre, cinco hijos —incluidas tres mujeres_, su hermano y su cuñada, un sobrino y una sobrina. Cerca de los cuerpos había restos de frazadas quemadas.
Algunos miembros de la delegación afirmaron que otro hombre fue muerto dentro de su casa en la aldea. No ofrecieron detalles.
Antes de las muertes en Balandi, otras cuatro personas fueron abatidas también a tiros en el pueblo de Alkozai, a casi un kilómetro (menos de una milla) al norte de la base
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