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WINDHAM, Connecticut, EE.UU. (AP) — En su condición de enlace con los padres en un distrito escolar, Ana Lozada constata a diario una marcada brecha cultural: padres que piensan que los maestros son racistas, maestros que dudan del compromiso de los padres con la educación de sus hijos. A menudo, uno habla solo inglés y el otro habla únicamente español.

Es una historia que se repite a menudo en las comunidades de inmigrantes y que cobra fuerza en Windham, un distrito rural del este de Connecticut que registra uno de los peores desempeños académicos en estos acaudalados suburbios de Nueva York más conocidos por la buena calidad de sus escuelas. El año pasado, el estado tomó una medida sin precedentes al intervenir para resolver problemas presupuestarios, un descenso en las calificaciones y una creciente deserción escolar.

Las frustraciones que percibe Lozada entre las familias hispanas no son inusuales en esta localidad de personas de bajos recursos: en todos los distritos escolares de Connecticut donde hay información disponible se nota que el desempeño académico de los hispanos es inferior al de los demás en este rincón de Connecticut, que según algunos detractores no se ha adaptado todavía a los cambios generados por el rápido crecimiento de la población hispana.

"Las familias hispanas encaran problemas", declaró Lozada, quien tiene 24 años y es una de siete personas que hablan español contratadas como enlaces con la comunidad el año pasado, luego de que el distrito comenzó a ser supervisado por el estado.

Connecticut registra una de las brechas más grandes del país entre los estudiantes que sacan buenas notas y los que obtienen notas bajas. El gobernador Dannel P. Malloy se comprometió a tratar de acortar esa brecha y dijo que una reforma educativa sería una de sus prioridades con miras a la sesión legislativa que comienza el mes que viene. La brecha refleja una enorme disparidad de ingresos en el estado, pero también las dificultades que encaran las minorías.

A pesar de que la población hispana aumentó casi un 50% en la última década, los fondos para la enseñanza de inglés para extranjeros disminuyeron a 1,9 millones de dólares este año, comparado con los 2,5 millones que se asignaban en 1999.

Quienes promueven una reforma dicen que la brecha académica no responde únicamente al idioma, sino que es un indicio de que el estado no hace lo suficiente para preparar a los maestros para una población cada vez más diversa y pobre.

A nivel nacional, los estudiantes hispanos están generalmente dos niveles por debajo de los blancos en los exámenes de lectura y matemáticas, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación del Departamento de Educación. Pero Connecticut es uno de tres estados --los otros son California y Rhode Island-- donde la brecha con los hispanos es más grande que el promedio nacional en el cuarto y octavo grados, de acuerdo con un informe emitido por el centro el año pasado, sobre los resultados de los exámenes del 2009.

En Windham, un pueblo de poco más de 23.000 habitantes ubicado 48 kilómetros (30 millas) al este de Hartford, la capital de Connecticut, Lozada dice que muchos padres hispanos le confiesen que no se sienten bienvenidos en la escuela primaria Windham Center. Acota que sabe de algunos maestros que se quejan de las familias hispanoparlantes porque hay que recordarles constantemente que deben llenar ciertos formularios.

"No quiero decir que esto ocurre porque son hispanos, pero da la impresión de que es por eso", indicó.

La superintendente de las escuelas de Windham Ana Ortiz dijo que esos centros de enseñanza deben lidiar con racismo en un distrito tradicionalmente blanco donde el 70% de la población es hoy hispana tras la llegada de una gran cantidad de mexicanos. Este año fueron necesarias tres consultas electorales para aprobar el presupuesto educativo y el año pasado cinco. Por primera vez en más de una década, destacó Ortiz, el distrito está poniendo énfasis en la enseñanza de inglés a extranjeros.

"Durante la batalla por el presupuesto, con frecuencia alguien preguntaba '¿por qué hay que ayudar a estos chicos?''', relató Ortiz.

El problema obedece más a la brecha en los ingresos que al origen étnico, según Steven Adamowski, el interventor designado por el estado, quien hizo notar que la cantidad de estudiantes pobres que pueden recibir almuerzos gratis subió del 40% al 80% en los últimos cinco años.

"Se trata de una comunidad que se ha empobrecido muy rápidamente y no se ha adaptado" a la nueva realidad, declaró Adamowski. "Todo esto está relacionado con la pobreza. El hecho de que una gran cantidad de estudiantes sean extranjeros que están aprendiendo inglés viene por añadidura".

Señaló que el distrito de Windham, con 3.400 estudiantes, es un microcosmos de todos los factores que alimentan el aumento en la brecha académica en otros distritos de Connecticut. Esos factores incluyen el malestar de la comunidad con las escuelas, que deriva en batallas campales en torno a los presupuestos, y la partida de estudiantes cuyas familias tienen otras opciones, lo que contribuye a aumentar el nivel de pobreza.

El origen étnico de un estudiante puede tener gran influencia en su aprendizaje y los maestros no se preparan para comunicarse con los estudiantes hispanos, expresó Jason Irizarry, profesor adjunto de la Escuela de Educación Neag de la Universidad de Connecticut.

"Da la sensación de que la gente no se preocupa de las necesidades de esta población emergente", manifestó


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