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SANTO DOMINGO, República Dominicana (AP) — La lentitud con la que marcha la regularización de extranjeros en República Dominicana, en su gran mayoría haitianos, preocupa a los grupos civiles, que sugieren correcciones urgentes o de lo contrario consideran que el ambicioso programa va rumbo al fracaso.

Sibina Miracle invirtió cinco semanas y más de un salario mínimo mensual para tramitar los documentos a fin de inscribirse en el plan que busca regularizar el estatus de unos 500.000 extranjeros que viven en el país caribeño sin permiso migratorio.
La odontóloga haitiana recién graduada, de 27 años, ya entregó todos los documentos, pero aún está lejos de alcanzar su sueño. Explica que requiere su regularización para obtener el exequátur (permiso) que la acredite tener un empleo y "poner mis conocimientos en este país".
Luego de tres meses de largas filas, complejos trámites burocráticos y de permanecer noches enteras afuera de oficinas públicas, sólo 275 personas, como Miralce, han cumplido todos los requisitos, de los 115.000 inmigrantes que se han inscrito en el programa, informó el jueves a The Associated Press Washington González, viceministro de Interior y encargado del programa.
De ese grupo, sólo menos de 100 serán los primeros en recibir la semana próxima sus permisos migratorios, adelantó el funcionario.
"Esas cifras ciertamente son preocupantes y quizás podría decirse alarmantes", dijo a The Associated Press Horacio Rodríguez, encargado de política migratoria del organización no gubernamental jesuita Centro Bonó.
El gobierno comenzó el 2 de junio, con 10 años de atraso, el plan para regularizar a los extranjeros que viven en el país sin permiso desde antes de octubre del 2011, incluidos los inmigrantes haitianos que durante décadas fueron llevados a trabajar en la industria cañera dominicana y nunca volvieron a su país, pero tampoco obtuvieron la residencia legal.
El ministro de Interior, José Ramón Fadul, ha insistido que quienes no hayan regularizado su estatus a más tardar el 31 de mayo del 2015, podrían ser deportados.
Según una encuesta auspiciada por Naciones Unidas, en 2012 en el país vivían unos 458.000 inmigrantes haitianos, en su mayoría en condiciones de pobreza y marginación, además de 66.000 extranjeros de otras nacionalidades.
El número tan reducido de personas que han completado sus registros "nos dice que es ahí es donde está el problema; que los extranjeros no pueden conseguir esa documentación", reconoció González, viceministro de Interior.
Ante las diversas dificultades para llenar todos los criterios, es "muy difícil que el plan logre sus objetivos sin ajustes mayores", explicó en un mensaje de correo electrónico Bridget Wooding, investigadora en temas de migración en el Caribe.
Para comenzar la inscripción no se requiere ningún documento, pero los aspirantes sí deben entregar a más tardar en mayo al menos dos certificaciones de que llegaron al territorio dominicano antes del 19 de octubre del 2011, dos documentos que muestren su situación socioeconómica y dos que comprueben su arraigo con la sociedad dominicana.
González detalló que muchos haitianos no han logrado que sus empleadores en la construcción, en la fincas agrícolas o en las casas donde hacen la limpieza les den un certificado de trabajo, mucho menos un contrato laboral.
Además, de las 115.000 personas que se presentaron desde junio, sólo 37% tiene un documento de identidad, por lo que el gobierno de Haití comenzó de forma precaria en julio un proceso para dotarlos de pasaporte y cédula.
"No es para nada sencillo; se requiere una cantidad excesiva de certificaciones y legalizaciones", insistió Rodríguez, del Centro Bonó.
Existen documentos que parecen simples, pero que requieren de hasta cuatro trámites, comentó el técnico en derechos humanos. Narró como ejemplo que una carta de siete vecinos debidamente identificados que certifiquen que un inmigrante ha residido en el país necesita ser legalizada por la alcaldía, firmada y sellada por un notario público y finalmente legalizado por la Procuraduría General.
"Eso representa un costo, un costo elevado para los inmigrantes" haitianos, indicó Jospeh Chérubin, director del Movimiento sociocultural para los trabajadores haitianos.
De acuerdo con estimaciones de la investigadora Wooding, un inmigrante gasta unos 190 dólares para realizar todos los trámites. En la mayoría de los casos, los ingresos de los trabajadores haitianos son menores a unos 125 dólares al mes.
Para Jean Pierre Louis, que llegó de Haití en 1994, la inversión vale la pena siempre y cuando dé resultados. Louis, de 40 años y padre de cuatro hijos, asegura que perdió en 2013 su empleo como profesor de inglés y francés en una escuela secundaria por carecer de los documentos de residencia.
Louis dijo que ha gastado unos 180 dólares en los trámites para regularizar su estatus y el de familia, lo cual es "una carga pesada; todo lo que te quiten de tus bolsillos es algo pesado". Pero espera que una vez que concluya todo el proceso, podrá volver a trabajar dando clases.
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