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WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump despidió al secretario de Defensa, Mark Esper, una medida imprevista y sin precedentes en un momento de incertidumbre nacional tras las elecciones de la semana pasada. La medida podría considerarse inquietante para el Pentágono y una fuente de preocupación para los aliados y socios internacionales.

Es la primera vez en la era moderna que un presidente que busca la reelección destituye a su jefe del Pentágono tras las elecciones. Los mandatarios que logran reelegirse a menudo reemplazan a los miembros del gabinete, incluido el secretario de Defensa, pero los presidentes que pierden han mantenido a sus jefes del Pentágono en su lugar hasta el día que juramenta el nuevo jefe de estado para preservar la estabilidad en nombre de la seguridad nacional.

La tensa relación de Esper y Trump estuvo a punto de colapsar el verano pasado durante los disturbios civiles que desencadenaron un debate dentro de la administración sobre el papel de los militares en la lucha contra los disturbios internos.

Esper se opuso al uso de militares para ayudar a sofocar las protestas en Washington, D.C., y esto enfureció a Trump y causó especulación de que el jefe de defensa estaba dispuesto a renunciar si enfrentaba nuevamente un problema de este tipo.

Trump anunció la noticia en un tuit, diciendo que “con efecto inmediato” Christopher Miller, el director del Centro Nacional Antiterrorismo, se desempeñará como secretario interino, eludiendo al segundo funcionario de rango en el Pentágono, David Norquist.

 

Por JAY REEVES

BIRMINGHAM, Alabama, EE.UU. (AP) — El electorado de Alabama dio marcha atrás de la postura que tomó hace algunos años y quitó de la Constitución estatal vestigios racistas de segregación, los cuales ya habían sido declarados inconstitucionales por los tribunales. Rhode Island dio un giro similar para erradicar la palabra “plantaciones” del nombre oficial del estado.

En un año en el que las discusiones sobre la justicia racial han dominado la sociedad estadounidense como en pocos, cinco estados votaron a favor de limpiar la esfera pública de palabras, frases y símbolos que para muchos eran dolorosos recordatorios de la historia de esclavitud del país y de la opresión sistemática de las personas de raza afro-americana.

Además de las votaciones en Alabama y Rhode Island, los residentes de Utah y Nebraska decidieron eliminar de sus constituciones disposiciones inaplicables que permitían la esclavitud como castigo por condenas penales. Y los votantes de Mississippi aprobaron una bandera estatal sin el conocido diseño en forma de X de la Confederación.

Los votos son una señal positiva en un país en el que las tensiones raciales siempre han existido, dijo Stacy Moak, quien da clases en el departamento de trabajo social de la Universidad de Alabama en Birmingham.

La medida de Alabama da inicio al proceso de retirar el lenguaje de Jim Crow de la Constitución de 1901 que pretendía consolidar a la supremacía blanca. Los votantes en el estado mayoritariamente blanco y conservador rechazaron propuestas similares en dos ocasiones desde el 2000.

Los tribunales anularon hace mucho la legalidad de las disposiciones segregacionistas consagradas en el documento, pero el lenguaje que prohibía el matrimonio entre personas de distinta raza, que permitía impuestos municipales y ordenaba la segregación escolar había permanecido.

En la vecina Mississippi, alrededor del 71% de los votantes aprobaron una nueva bandera estatal que tiene una magnolia y las palabras “En Dios confiamos” para reemplazar la bandera con temática de la Confederación que los legisladores estatales votaron a favor de retirar en junio, luego de que se desataron protestas en todo el país tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.

Los votantes de Mississippi también eliminaron una provisión de los años de 1890 que estaba dirigida a garantizar el control blanco del estado al requerir que las mayorías tanto del voto popular como de los 122 distritos de la Cámara de Representantes obtuvieran cargos en todo el estado. Ahora, sólo se necesita tener la mayoría en el voto popular.

Todas esas iniciativas involucraron cambiar símbolos o retirar recordatorios de injusticias que sucedieron hace tiempo.

 

Por JONATHAN LEMIRE, ZEKE MILLER, WILL WEISSERT y ALEXANDRA JAFFE

FILADELFIA (AP) — El lunes es el último día de la histórica campaña electoral, en que los estadounidenses deberán decidir entre el presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden, representantes de dos visiones diametralmente opuestas sobre el destino del país, las formas de resolver sus problemas y la actitud hacia la oficina de la presidencia.

Se trata de una nación en una encrucijada, golpeada por una pandemia sin precedente y sumida en una profunda reflexión sobre el racismo. Más de 93 millones de personas ya han votado y ambas campañas aseguran que tienen las de ganar, aunque las opciones de Biden para conseguir los 270 votos del Colegio Electoral son más amplias. Trump apuesta a que un repentino entusiasmo de sus militantes se traducirá en votos.

El lunes, Trump participará en cinco mítines desde Carolina del Norte hasta Wisconsin. Biden estará la mayoría del tiempo en Pensilvania donde si gana, Trump quedaría casi sin opciones para ganar. Biden pasará tiempo también en Ohio, una osada movida en un estado que Trump ganó por 8 puntos porcentuales cuatro años atrás.

En las últimas horas de la campaña, ambos candidatos se acusaron mutuamente no ser aptos para ejercer la presidencia del país, y pintaron un cuadro apocalíptico de lo que será el futuro de la nación si su rival llegase a ganar.

“Biden convertirá a este país en un campo de detención donde ustedes tendrán que estar confinados a sus casas mientras los amotinados ultraizquierdistas quedarán libres para saquear y quemar”, exclamó Trump el domingo en un mitin en Iowa.

Biden, por su parte, vaticinó que el país “está a punto de poner fin a una presidencia que ha avivado las llamas del odio”.

“Cuando se escuche la voz del pueblo, el mensaje quedará claro: es hora de que Donald Trump empaque sus maletas y se vaya”, expresó Biden en Filadelfia, la ciudad más grande de Pensilvania, el estado que bien podría decidir la contienda.

La campaña llega a su final en momentos en que la pandemia del coronavirus está en auge, al haber matado a más 231.000 personas en el país y haber dejado a unas 20 millones sin empleo.

Ha sido un año extraordinario, en que Trump fue enjuiciado por el Congreso, la candidatura de Biden sufrió una dura prueba durante las primarias y la pandemia del coronavirus trastocó totalmente el panorama electoral.

La cantidad de personas que ya han votado es inédita en la historia del país, ya sea temprano o por correo, algo que podría demorar el escrutinio. Trump ha pasado meses lanzando denuncias, sin ofrecer evidencia alguna, de que las elecciones podrían ser fraudulentas, y se ha negado a prometer una transición pacífica del poder en caso de que pierda.

 

Por JONATHAN LEMIRE, ZEKE MILLER, JILL COLVIN y ALEXANDRA JAFFE

 

WASHINGTON (AP) — El demócrata Joe Biden se acercaba a los 270 votos en el Colegio Electoral, el mínimo necesario para llegar a la Casa Blanca, al lograr victorias en los estados disputados de Wisconsin y Michigan.

Cuando faltaban los resultados de apenas un puñado de estados, el presidente Donald Trump acudió a las cortes en algunas jurisdicciones indecisas cruciales. No estaba claro si sus maniobras legales con el recuento de los votos alterarían la cuenta a su favor.

Dos días después de la jornada electoral, Biden tenía 264 votos, o sea que le bastaría ganar un estado disputado cualquiera para llegar a presidente electo.

Trump, con 214 votos electorales, enfrenta obstáculos mucho mayores. Para llegar a los 270 tendría que ganar los cuatro estados en disputa: Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Nevada.

Faltando el recuento de millones de votos, Biden acumulaba más de 71 millones, la cifra más alta de la historia. El exvicepresidente dijo en conferencia de prensa el miércoles por la tarde que preveía ganar la presidencia, pero se abstuvo de declararse victorioso.

“Gobernaré como presidente estadounidense”, dijo Biden. “Cuando ganemos no habrá estados rojos (republicanos) ni estados azules (demócratas). Solo los Estados Unidos de América”.

Por su parte, Trump anunció falsamente el miércoles por la madrugada que la victoria era suya.

La campaña de Trump inició una ráfaga de actividades judiciales para tratar de mejorar las probabilidades del presidente y poner en duda los resultados. Pidió un recuento en Wisconsin y presentó demandas en Pensilvania, Michigan y Georgia. Históricamente, los recuentos en Michigan han modificado los resultados en algunos centenares de votos. Biden aventajaba a Trump por más de 20.000 boletas de casi 3,3 millones contadas.

Durante cuatro años los demócratas se han preguntado como pudo derrumbarse el muro azul, los estados de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, con cuyos votos había contado cada cuatro años. Pero el discurso populista de Trump resonó en la clase trabajadora blanca y ganó los tres en 2016 por un total combinado de apenas 77.000 votos.

Los candidatos libraron una batalla furiosa en los tres estados, en los que la personalidad de hombre de la calle de Biden repercutió en las poblaciones trabajadoras a la vez que lograba una mayor participación electoral de las poblaciones negras en Detroit y Milwaukee.

La campaña ha sido larga y encarnizada en un país dominado por el coronavirus y sus consecuencias económicas. Estados Unidos marcó un nuevo récord de contagios el miércoles, de una pandemia que ha provocado más de 233.000 muertes.

Por AMANDA SEITZ

MORRIS, Illinois, EE.UU. (AP) — En una transitada intersección en esta pequeña localidad de Illinois, Lynn Vermillion sonríe cuando los conductores hacen sonar sus bocinas en apoyo a los carteles alzados por ella y sus amigos: “Salvar a nuestros niños. Salvar a los niños de ellos. Salvar a TODOS los niños”.

A medida que la campaña presidencial en Estados Unidos cobraba impulso, esta madre de dos niños, de 57 años, y otros como ella salieron a las calles urbanas y suburbanas en todo el país para reclamar el fin del tráfico infantil.

La campaña para “salvar a los niños” surgió meses atrás como un movimiento que se separó de QAnon, un grupo de adeptos a las teorías conspirativas que sostienen sin pruebas que el presidente Donald Trump combate en secreto una supuesta red de traficantes de niños integrada por celebridades y funcionarios de gobierno.

El auge del movimiento ha dificultado los esfuerzos de la organización humanitaria Save the Children y otras ONG que hacen campaña por los niños pobres del mundo.

Vermillion, una trabajadora de salud en el hogar, dice que no es partidaria de QAnon y se esfuerza por filtrar las teorías conspirativas que entran a su página de Facebook. Dice que apoya el movimiento para proteger a sus hijos y cree que Trump es el único candidato que se ocupa seriamente del abuso sexual y el tráfico de menores.

“¿Por qué al fin hablamos de esto? Porque tenemos un presidente que habla de esto”, dijo Vermillion el mes pasado cuando junto con una treintena de personas trataba de llamar la atención en Morris, un baluarte de la derecha de unos 15.000 habitantes a unos 100 kilómetros (60 millas) de Chicago.

Al igual que muchas otras mujeres, ella promovió el evento en Facebook. Algunos utilizan la plataforma para crear grupos privados en los que intercambian consejos, rumores e historias sobre el tráfico de niños.

Las menciones de #SavetheChildren en Twitter empezaron a multiplicarse en agosto, cuando se usó el hashtag más de 800.000 veces durante la primera semana del mes, de acuerdo con un análisis de Zignal Labs para The Associated Press.

El movimiento ganó fuerza a medida que las publicaciones sobre QAnon se multiplicaban en Facebook e Instagram que recibían millones de likes, comentarios y se compartían en las plataformas, reveló otro estudio de AP del posteo en las redes sociales.

Si bien Trump no ha incorporado la consigna de “salvar a los niños” a su campaña, en dos ocasiones elogió públicamente la misión de QAnon. Sin embargo, bajo su gobierno, algunos fiscales federales han perseguido agresivamente los casos de tráfico de menores.

“Sé que están muy en contra de la pedofilia”, dijo Trump durante su asamblea televisada semanas atrás en respuesta a una pregunta sobre QAnon. “La combaten con mucha fuerza”.

A medida que crece la campaña, Save the Children —una organización humanitaria fundada en Londres hace un siglo que ayudó a 144 millones de niños en el mundo con su campaña de brindarles salud, educación y seguridad— encontró que le habían robado su marca registrada en redes sociales. La ONG ha dicho reiteradamente que no está asociada con el hashtag #SaveTheChildren utilizada para difundir teorías conspirativas.

Según expertos, las conspiraciones también distorsionan la realidad sobre las verdaderas víctimas del tráfico de seres humanos.

Polaris, la ONG con sede en Washington que maneja la red telefónica Tráfico Nacional de Seres Humanos, creó un recurso en su página web para refutar la desinformación de QAnon tras recibir cientos de llamadas sobre las teorías conspirativas.

Algunos usuarios de redes sociales conocieron a QAnon a través de mensajes sobre tráfico de menores que usan el hashtag #SavetheChildren. Facebook e Instagram trataron de oponerse a la campaña de QAnon al derivar a los que usan #SavetheChildren al sitio oficial de la ONG.

Pero las conexiones entre “Save the Children,” QAnon y Trump siguen invadiendo las redes sociales.

Cuentas en Instagram, Facebook y Twitter utilizan habitualmente #SavetheChildren para difundir memes y teorías conspirativas sobre el Partido Demócrata.

Un mensaje por Instagram que recibió casi 12.000 likes muestra fotos del expresidente Barack Obama, su esposa Michelle, el expresidente Bill Clinton y la exsecretaria de Estado Hillary Clinton.

Pregunta: “¿Cuánto pagarías por ver al FBI allanar sus residencias y llevárselos esposados a las 3 de la mañana?”.

Un video con más de 5.000 vistas en QAnon muestra a Trump saludando a #SavetheChildren con fotos de mujeres atacadas y un fondo de música dramática.

Bajo cubierta de beneficiar a los niños, muchos mensajes tratan de atraer gente al círculo de QAnon y alentar el apoyo a Trump, dijo la antropóloga Sophie Bjork-James, que estudia la derecha religiosa y QAnon.

La campaña atrae sobre todo a las mujeres religiosas de derecha, dijo Bork-James. Su investigación de las pequeñas iglesias evangélicas de Colorado Springs hace unos 10 años halló que el tráfico de seres humanos era una de las pocas causas políticas que atraía a las congregaciones.

“El meollo de QAnon es que Trump es el héroe. Crea una narrativa para justificar cualquiera de las acciones (de Trump) como algo valiente y heroico”, dijo.

Vermillion distribuye octavillas con estadísticas y recursos online para combatir el abuso sexual de menores. Dice que evita a los grupos de Facebook que promueven la desinformación, así como los símbolos de QAnon y el supremacismo blanco.

Sin embargo, hubo apoyo de QAnon a su evento. Una mujer alzaba un cartel con la leyenda, “Hollywood ama el adrenocromo”. una teoría de QAnon según la cual las celebridades trafican niños para cosechar adrenalina de su sangre y crear una droga.

Vermillion aseguró que “este acto hoy no es sobre Hollywood y bebedores de sangre”.

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