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Por CLAUDIA TORRENS y GISELA SALOMON

NUEVA YORK (AP) — Sonia Pérez debe seis meses de alquiler pero duda que pueda cancelar su deuda pronto: el COVID-19 acabó con la vida de su exmarido, que la ayudaba económicamente, y ha dejado las calles de su barrio neoyorquino medio vacías, así que pocos le compran los tamales que vende desde hace 20 años.

En Miami, una nicaragüense llamada Claudia perdió su empleo cuando el restaurante en el que trabajaba cerró debido a la pandemia. Gastó todos sus ahorros en comida y renta y ahora hace malabarismos para sobrevivir.

“No tengo trabajo, ni dinero, ni nada... cero. Nada”, expresó la mujer, que prefirió no dar su apellido porque se encuentra ilegalmente en el país.

Así es como 2020 ha dejado a muchos hispanos que viven en Estados Unidos.

La comunidad hispana ha sido uno de los grupos más afectados por el COVID-19, que ha reducido o eliminado sus ingresos. Millones, además, no tuvieron la posibilidad de acceder a las ayudas estatales debido a su condición migratoria irregular. Y unos cuantos no saben si en 2021 -con un presidente más predispuesto a ayudarlos y la llegada de una vacuna- podrán salir a flote.

Gran parte de los inmigrantes hispanos trabajan en sectores que han sido fuertemente afectados por la pandemia como la gastronomía, la hotelería y la construcción. Otros lo hacen en la agricultura y las empacadoras de carne, donde se han registrado elevadas tasas de contagio debido a la falta de medidas de distanciamiento y seguridad.

Un 24% de los casos de COVID-19 en Estados Unidos son de hispanos y un 14,7% de las muertes, según los datos federales más recientes. La tasa de muertes por COVID-19 entre los hispanos es 2,8 veces mayor que la de los blancos y la de hospitalización es cuatro veces mayor, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Tras nueve meses de pandemia, el azote del virus es ahora visible en las largas filas que hacen muchos frente a agencias que ofrecen comida. En general se trata de personas que cobran el salario mínimo y no tienen acceso a beneficios sociales, de salud o ayudas económicas como los 1.200 dólares otorgados por el Congreso para paliar el efecto económico de la pandemia.

“Hay gente que está sufriendo en modos que no se han visto antes”, opinó el legislador estatal Miguel Santiago, que representa en la legislatura de California a un distrito de Los Ángeles con un gran número de inmigrantes. “Nuestro sistema económico tiene que funcionar para los más vulnerables, si no, ¿qué tipo de país somos?”.

Antes de la pandemia Pérez vendía sus tamales a dos dólares. Ahora los vende a tres ya que los precios de los ingredientes, como las tortillas de maíz, subieron tras la llegada del COVID-19. Y también se topa en las calles con muchos inmigrantes que, tras perder sus empleos, se lanzaron a ser vendedores ambulantes como ella.

“Mucha gente se ha tirado a la calle a sobrevivir”, dijo la mexicana de 50 años que mantiene a tres de sus cuatro hijos y debe pagar 1.000 dólares mensuales de alquiler. “En esta área casi no se veía vendedores. Ahora sábados y domingos la calle está llena”.

Pérez llegó a Estados Unidos en 1994 y vivió en el país sin estatus migratorio hasta que recientemente obtuvo una visa U, que protege a víctimas de la violencia doméstica. Como carecía de número de seguridad social hasta hace poco no pudo solicitar en su momento la ayuda federal que estaba disponible.

El desempleo entre los hispanos creció del 4,8% en febrero a un pico de 18,5% en abril. En octubre, el dato más reciente, fue de 8,5%, de acuerdo con estadísticas del Migration Policy Institute (MPI), un centro de investigaciones de Washington.

El impacto de la pandemia se sintió en cada casa.

El 16% de los hogares hispanos “a veces” o “con frecuencia” no tuvieron suficientes alimentos en septiembre, según un estudio del MPI basado en datos del censo. La cifra es más que el doble que el 7% de los hogares blancos no hispanos que pasaron por la misma situación.

Es el caso de la guatemalteca Doris Vásquez, único sustento de sus tres hijos. Para no pasar hambre hace una larga fila a las cinco de la madrugada y recibe una caja de comida gratuita que entrega una organización comunitaria en Homestead, al sur de Miami.

La mujer, de 37 años y que está en proceso de asilo, perdió su trabajo porque el vivero en el que arreglaba plantas desde hacía cuatro años cerró debido a la pandemia. Se quedó en casa cuidando de sus hijos porque se suspendieron las clases presenciales y luego se enfermó de COVID-19. Pasaron cerca de seis meses hasta que encontró trabajo en otro vivero, que también cerró. Ahora cocina arroz con leche y tamales y los vende en la calle los fines de semana, pero el dinero no es suficiente.

En Miami, el restaurante en el que Claudia trabajó durante cuatro años como ayudante de cocina cerró al inicio de la pandemia y la nicaragüense se quedó sin los 500 dólares semanales con los que mantenía a sus cuatro hijos. Tuvo que recurrir a sus ahorros para pagar renta, comida, luz y agua, pero también se le agotaron.

Después de nueve meses sin trabajo finalmente encontró uno dos veces por semana en la cocina de otro restaurante. Los ingresos, sin embargo, no le alcanzan.

“Tengo mucho miedo”, admitió la mujer, cuyo marido fue deportado a Nicaragua hace seis años. “Sólo le pido al Señor que no me enferme porque, si no, ¿quién va a cuidar de mis hijos?”.

Las perspectivas para 2021 son inciertas.

“Lo que más podría ayudar a los hispanos sería lo que ayudaría a cualquier otro trabajador”, expresó Daniel Costa, experto en asuntos laborales del Economic Policy Institute, refiriéndose a la aprobación de una ley que suministre ayuda económica y otorgue permiso de trabajo a inmigrantes que se desempeñan en tareas esenciales.

California y varias ciudades como Nueva York desembolsaron fondos dirigidos a inmigrantes sin estatus migratorio. Pero según grupos de asistencia y activistas no fueron suficientes y es necesario repetir esas iniciativas.

La expectativa es que el presidente electo Joe Biden cumpla su promesa de suspender temporalmente las deportaciones e implemente un sistema que priorice las repatriaciones de inmigrantes que cometieron delitos, similar al que estuvo vigente durante los últimos años de la presidencia de Barack Obama.

“Eso al menos le daría algo de alivio a los trabajadores sin autorización legal”, dijo Costa.

 

LUDOWICI, Georgia, EE.UU. (AP) — Decenas de niños que asistieron a un evento de iluminación de árboles en Georgia habrían quedado expuestos al COVID-19 después de que una pareja que actuaba como Santa y la Sra. Claus dio positivo al virus, dijeron las autoridades.

El funcionario local Robert Parker dijo que unos 50 niños, incluido el suyo, se tomaron fotos con los Claus, cuyos nombres no fueron revelados de inmediato. Ambos dieron positivo después del evento del 10 de diciembre en Ludowici.

Parker dijo que la pareja, que no mostró ningún síntoma durante el evento, ha interpretado a los señores Claus durante “muchos años” y tenían buenas intenciones.

Los conozco a ambos y “puedo asegurarles a todos que nunca habrían hecho nada a sabiendas para poner en peligro a ningún niño”, dijo Parker en el comunicado.

Se desconoce cuántas personas más estuvieron expuestas al virus.

El sistema escolar del condado ha pedido a los padres que mantengan a los niños en casa si estuvieron expuestos o muestran síntomas. Sin embargo, las clases presenciales no se cancelarán.

Parker dijo que la exposición es motivo de preocupación, pero dijo que “las exposiciones ocurren todos los días”.

“Los niños están en contacto cercano con otros niños y adultos a diario en la escuela, las funciones recreativas y la iglesia”, dijo Parker. “Se deben seguir las pautas de exposición adecuadas de las autoridades de salud si nuestros hijos estuvieron expuesto, sin embargo, no creo que este incidente sea motivo de pánico”.

La exposición se produce días después de que varios sistemas escolares optaran por la cuarentena debido a infecciones por COVID-19, informó The Atlanta Journal-Constitution. Más de 200 estudiantes y varios miembros del personal están en cuarentena hasta fin de año después de haber estado expuestos en las escuelas del condado de Lowndes y en la comunidad.

Lowndes y otros condados continuarán las clases presenciales el próximo semestre.

 

Por NOMAAN MERCHANT

HOUSTON (AP) — Una corte federal estudiará la semana próxima un pedido de invalidar un programa que protege de la deportación a inmigrantes llevados a Estados Unidos cuando eran niños, y su decisión podría crearle dificultades al gobierno entrante del presidente electo Joe Biden.

La audiencia prevista para el 22 de diciembre en Houston concierne al memorando original del presidente Barack Obama que creó Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés), que en la actualidad cubre a unas 650.000 beneficiarios.

Las cortes federales ya han rechazado los intentos del presidente Donald Trump de poner fin a DACA. Bajo la sentencia de un juez en Nueva York, el gobierno de Trump restauró las disposiciones originales del plan de Obama, la aceptación de nuevas solicitudes, la renovación plena de los permisos de trabajo de dos años y la protección general de la deportación.

Pero el caso de Houston apunta directamente a las disposiciones originales de DACA, no el intento de Trump de poner fin al programa. Texas y otros ocho estados piden poner fin a DACA, alegan que agota recursos estatales para la educación y la salud y viola la ley federal. Encabeza la demanda el secretario de Justicia de Texas, Ken Paxton, conocido por presentar demandas conservadoras, incluido el caso en que trató de subvertir la derrota electoral de Trump y fue rechazado por la Corte Suprema.

Los argumentos a favor del programa serán presentados por una coalición de beneficiarios de DACA representada por el Fondo de Defensa Legal y para la Educación México-Estadounidense (MALDEF por sus siglas en inglés). Las dos partes han pedido una sentencia sumaria que ponga fin al caso a su favor. MALDEF sostiene que Texas y los demás estados no tienen legitimidad procesal, el mismo fundamento con el cual la Corte Suprema desestimó la impugnación estatal de la elección.

“Este caso es un ataque a la legalidad fundamental del mismo DACA”, dijo Nina Perales abogada de MALDEF. “Se busca un fallo de ilegalidad de DACA que ataría las manos de cualquier futuro gobierno”.

Durante la campaña electoral, Biden prometió reiteradamente volver a instituir el programa como parte de una serie de medidas relacionadas con la inmigración que incluye una moratoria sobre las deportaciones y detener la construcción de un muro en la frontera con México. Los defensores piden que el Congreso apruebe leyes permanentes que protegen a los inmigrantes llevados a Estados Unidos en su juventud.

 

Por NOMAAN MERCHANT

HOUSTON (AP) — El mes pasado, una mujer hondureña con dolores de parto caminaba sola a través de la maleza de la zona fronteriza del sur de Texas después de ser empujada a través del río Bravo en una cámara de llanta.

Sus dolores de parto empeoraban. Desde el otro lado del río, los contrabandistas le gritaron que siguiera moviéndose.

Finalmente, cayó al suelo y gritó pidiendo ayuda.

Dio a luz a su hija junto al río Bravo, atendida por dos agentes de la Patrulla Fronteriza.

“Me trataron bien, gracias a Dios”, dijo la mujer, que sólo se identificó por su primer nombre, Merín. “No tengo una queja, a mí me trataron bien en ese hospital, la comida, todo, medicamentos, exámenes, todo”.

Después de haber huido de Honduras con su hijo adolescente cuando su entonces esposo la amenazó con matarla, Merín dijo que vivió durante varios meses en el sur de México antes de intentar denunciar a algunos narcotraficantes a la policía. Eso la puso en riesgo y volvió a huir.

Se instaló en la ciudad mexicana norteña de Monterrey con su pareja actual. Su hijo fue a la ciudad fronteriza de Matamoros y en enero cruzó un puente hacia Estados Unidos como menor de edad no acompañado.

Entonces Merín decidió cruzar el río. La mujer recuerda una de las amenazas de los traficantes: “Si no pagas y vuelves a cruzar, te vas a morir. Le cortamos la cabeza a los que no hacen caso”.

Miles de migrantes esperan en las ciudades fronterizas mexicanas la oportunidad de ingresar a Estados Unidos, algunos desde hace años. El gobierno de Donald Trump ha rechazado a decenas de miles de personas en los cruces fronterizos legales, primero citando escasez de espacio y luego diciéndole a la gente que espere fechas de los tribunales bajo la política de “Permanecer en México”.

La Patrulla Fronteriza culpa a los contrabandistas por utilizar a personas en apuros médicos como señuelos, a fin de tratar de distraer a los agentes fronterizos y permitir que otras personas puedan colarse a Estados Unidos.

Un número cada vez mayor de padres e hijos cruzan, impulsados por la violencia y la pobreza en Centroamérica y la creciente desesperación en los campamentos de migrantes en México.

Actualmente Merín y su hija están a salvo después de que ella dio a luz el 22 de noviembre, pero su terrible experiencia muestra cómo en la frontera entre Estados Unidos y México las vidas están habitualmente en riesgo.

Aparte de una mala experiencia con un agente fronterizo, dijo que estaba agradecida por la manera en que la trataron en Estados Unidos. Aún espera encontrar trabajo y mantener a sus familiares en Honduras, pero podría enfrentar la deportación si pierde su caso en una corte de inmigración.

Desde la pandemia, el gobierno ha expulsado a más de 200.000 personas en cuestión de horas o días, citando una declaración de salud pública. En sus últimos días, el gobierno de Trump está formalizando nuevas restricciones sobre el asilo y otras protecciones de inmigración que podían tomar meses o años para que el presidente electo Joe Biden las deshaga.

Norma Pimentel, directora de la organización Caridades Católicas del Valle del Rio Grande, quiere reformas que permitan a las personas ingresar a Estados Unidos de manera segura y continuar con sus casos de inmigración, reduciendo la posibilidad de que familias desesperadas arriesguen sus vidas en manos de contrabandistas.

“Tiene que haber un proceso para eso, y no existe en este momento”, lamentó Pimentel.

Por LAURAN NEERGAARD

Los hospitales en Estados Unidos empezaron el lunes a desempacar las valiosas cajas congeladas de la vacuna contra el coronavirus y las primeras inoculaciones se esperan en breve, en un histórico intento por frenar la enfermedad que ha matado a casi 300.000 personas en el país.

“Se siente que la caballería llega al rescate”, indicó Robert C. Garrett, director general de Hackensack Meridian Health, en momentos en que la mayor empresa de salud de Nueva Jersey esperaba la llegada del medicamento.

La vacuna, elaborada en conjunto por la estadounidense Pfizer y la alemana BioNTech, es la primera en ser aprobada por el la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) y será usada en la mayor campaña de vacunación en la historia del país. Otros países han aprobado la vacuna también, como por ejemplo Gran Bretaña que empezó a vacunar a su población la semana pasada.

En Estados Unidos, los primeros en ser vacunados serán personal médico y residentes de albergues de ancianos. La esperanza que embarga a esos sectores de la población se ve atemperada por la tristeza ante la gran cantidad de fallecimientos, y la fatiga tras una intensa lucha de meses contra una pandemia que sigue causando estragos en todo el mundo.

“Esto es como estar casi al final de un maratón: uno está exhausto pero a la vez sabe que se acerca el final”, comentó el doctor Chris Dale, de Swedish Health Services en Seattle.

Las primeras de las 3 millones de dosis empezaron el domingo a ser transportadas por camión o avión desde la fábrica de Pfizer en Kalamazoo, Michigan. Todas son cuidadosamente empacadas en hielo seco a fin de garantizar que permanezcan en temperaturas gélida para que no pierdan su efectividad. Una vez lleguen a los respectivos centros de distribución, cada estado decidirá dónde empezar a aplicarlas.

El personal de algunos hospitales del país se pasó el fin de semana escrutando los sitios web de las compañías de transporte FedEx y UPS a fin de rastrear la trayectoria de sus envíos.

Cada semana saldrán más vacunas Pfizer-BioNTech y en pocos días la FDA evaluará la posibilidad de aprobar otra versión de la vacuna, fabricada por Moderna Inc.

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Andrés Abreu entrevista al abogado Jairo Hernández de la firma Oasis Legal Group. Hernández es especializado en asuntos de inmigración y estará ofreciendo sus servicios en Grand Rapids. Su oficina está localizada en la 250 Monroe Ave NW en la suite 400, oficina 440 y estará abierta publico a partir del 1 de octubre.

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