Por Ramón Peralta
En los últimos años se ha desarrollado una corriente entre un amplio sector de la población, que se denomina “nativo” y blanco, de que en Estados Unidos no ha existido, ni existe el racismo, a pesar de constantes manifestaciones que revelan lo contrario. Según los estudios mas recientes, esa corriente, la racista, ha encontrado sus mas enconados representantes entre los sectores, que en política se denominan ultraconservadores, y en los habitantes que residen en zonas rurales. Esta tendencia racista se hizo mas evidente durante los 4 años de la administración Trump y desde entonces ha estado manifestándose con mas fuerza y no importa las circunstancias.
Recientemente, en un pueblito de nombre Alma, en los alrededores de Grand Rapids, salió a relucir dicha epidemia, de otra manera no se puede catalogar, cuando el departamento de zonificación del pequeño municipio conocía una solicitud de Bethany Christian Services, una institución con largos años de servicios en favor de jóvenes desamparados de origen extranjero, para usar un edificio, que antes era un asilo de ancianos, y dar alojamiento temporal, unos 40 días, a niños o jóvenes que cruzaron la frontera.
La sala donde la comisión realizó la convocatoria estuvo repleta de ciudadanos, que fueron allí, no a dar apoyo para que se le concediera el permiso para que la institución cristiana realizara su labor benéfica, sino a lanzar improperios de corte xenófobos y no se le concediera el permiso.
Entre las voces mas destacadas contra el permiso, estuvo la de un funcionario de la ciudad que expresó: “No me siento cómodo con la concesión de esta propuesta, ni veo ningún beneficio para la salud, la seguridad, el bienestar o la conveniencia de nuestros ciudadanos de Alma.” Otra participante dijo: “Hay demasiado riesgo de permitir el tráfico humano…La mejor manera de ayudarlos es enviarlos de regreso a su país de origen, con su familia.” Finalmente, una añadió: “No tenemos por qué albergar ilegales”.
Las repuestas, como se ven, reflejan de antemano el criterio racista y despectivo que siempre han levantado aquellos ciudadanos opuestos a que se hagan concesiones a los inmigrantes, apoyándose en falsas razones de carácter de seguridad y haciendo eco a las declaraciones del ex presidente Trump, que siempre al referirse a los inmigrantes usó epítetos despectivos como ladrones, asesinos, vende drogas, etc. y elementos peligrosos para la seguridad de la ciudadanía.
No es extraño por tanto, que después que la comisión votara 4 contra 2 para rechazar la petición de Bethany Christian, la sala se desbordara en aplausos. Solo unos pocos mostraron simpatía por el proyecto, que a las claras en nada ponía en juego la seguridad y el bienestar de los ciudadanos del área. La posición de la comisión y de los ciudadanos que la apoyaron no es mas que el reflejo de los prejuicios que todavía pululan en la comunidad americana, teñidos por la discriminación y el racismo.
